Optimización de rutas de transporte: un reto actual

Optimización de rutas de transporte: un reto actual

A medida que el e-commerce va en aumento, incrementa también la presión sobre la distribución y se persigue continuamente una reducción de los tiempos de entrega, lo que constituye un reto constante en la actualidad. Se exige un mejor y más rápido servicio a un coste cada vez menor. Este fenómeno puede convertir el reparto capilar en el eslabón más caro de toda la cadena de suministro si no se optimizan debidamente las rutas de transporte.


Qué son las rutas de transporte

Las rutas de transporte son el recorrido que realiza un transportista durante la distribución y entrega de la mercancía. Como en cualquier otra operación de la cadena de suministro, en la ruta de transporte el objetivo es conseguir, tanto como sea posible, la mejora de la calidad del servicio sin un incremento de los costes o, dicho en otro orden, reducir los costes sin que afecte a la calidad del servicio.

Una mala gestión en la distribución por una mala planificación de la ruta, especialmente en esta era de las ventas por internet, influirá significativamente en la imagen que percibe el cliente de la empresa. Por tanto, entregar tarde o mal un producto afectará negativamente a la fidelización del cliente y echará abajo todo el trabajo previo realizado para conseguir su confianza.

Planificar una ruta no se realizará de la misma manera si se trata, por ejemplo, de una ruta de distribución capilar (o “última milla”), las más exigidas con el auge del comercio electrónico, o si por el contrario se tratara de una ruta de larga distancia, que sirven para transportar grandes cantidades de mercancía, y es llevada a cabo por camiones (rígidos, articulados, frigiríficos, cisterna, etc), ya sea a nivel nacional o internacional.

El tipo de ruta determinará la forma en la que se trazará la misma. En caso del servicio de entrega de última milla, pongamos por caso, se puede y se suele establecer la “ruta punto a punto”, donde el punto de partida es el centro logístico y los sucesivos puntos serán los distintos destinatarios finales de los envíos, planificando el orden de entrega de la forma más coordinada posible; o una “ruta circular”, si sus características lo permiten, que comience y termine en el mismo lugar.

Entregar tarde o mal un producto echará abajo todo el trabajo previo realizado para conseguir la confianza del cliente.

El reparto capilar puede convertirse en el eslabón más caro de toda la cadena de suministro si no se optimizan debidamente las rutas de transporte.

Beneficios de una ruta de transporte optimizada

Con algo tan sencillo –y complicado a la vez– como determinar la ruta más rentable, es decir, encontrar el camino más corto entre dos puntos, se obtiene un impacto positivo en cuanto a reducción de los tiempos, la gestión de la distribución y en la satisfacción del cliente. Todo ello con una buena planificación de la ruta de transporte, que puede significar en el proceso logístico:

  • Ahorro de costes (menos kilómetros recorridos, menos combustible).
  • Reducción de los tiempos.
  • Mejor gestión de la flota de vehículos, evitando la utilización de más recursos de los necesarios e, incluso, reducir la flota si es preciso.
  • Mejora de la calidad del servicio.
  • Automatización de tareas, lo que repercute en un ahorro en tiempo de trabajo y aprovechamiento de los recursos.
  • Reducción de incidencias.
  • Clientes satisfechos, y en última instancia, fidelización.
  • Más clientes. Con la reducción de los tiempos se logran más entregas cada día, lo que significa que se consigue la capacidad de servir a más clientes.

La planificación comienza en el mismo almacén

Planificar la ruta de transporte y la entrega de la mercancía debe ir más allá de establecer el lugar, la fecha y la hora. Requiere que la planificación sea los más exhaustiva y detallada posible. En este sentido, la planificación resulta crítica dada su importancia en el logro de los objetivos, por no hablar del impacto negativo que supone en la confianza del cliente una planificación ineficiente. Por lo tanto, antes del momento de la salida del reparto se debe invertir cierto tiempo en su preparación.

De la misma manera que el layout del almacén se realiza en función de la demanda, ubicando los artículos menos frecuentes en los niveles más altos y los más demandados en los niveles inferiores para agilizar el proceso, se debe tener en cuenta, ya desde el momento de la orden de picking, cómo se realizará la carga del vehículo de reparto, ubicando la mercancía al fondo, en el medio o al principio del habitáculo, dependiendo del orden de entrega de la ruta.

Especialmente en el reparto capilar –o reparto “última milla”– se pretende mediante el ruteo planificar el recorrido con el fin de identificar la mejor ruta posible. Para que sea lo más eficiente posible, en la planificación se debe tener en cuenta los siguientes factores:

  • La cantidad de entregas a realizar.
  • La flota disponible y las características de cada vehículo.
  • Disponibilidad de los transportistas (permisos de conducir, horas permitidas, etc).
  • La capacidad de carga de la flota: el peso, el volumen, el tipo de mercancía, etc (teniendo en cuenta la posibilidad de tener que asumir el retorno de la mercancía, por los motivos que sean).
  • La dirección de entrega (la actualización de los datos del cliente debe ser exhaustiva)
  • Calcular los tiempos con la mayor aproximación posible (por ejemplo, añadiendo al tiempo de tránsito desde el origen hasta el punto de entrega el tiempo que se puede emplear en descargar la mercancía en las instalaciones del cliente).
  • La condición de las carreteras, cortes, desvíos, obras, condiciones climatológicas, restricciones legales si las hay, etc.
  • La distancia entre los puntos de entrega (puntos que han de ser conocidos y exactos).
  • Las zonas por donde podemos transitar o detenernos a descargar.
  • La franja horaria estipulada por el cliente para la entrega, entre otros muchos factores (que dependerán de las características concretas de cada reparto).
  • La programación de la ruta de transporte siempre se realizará con la premisa de que el reparto debe cumplirse en su totalidad.
La planificación de la ruta de transporte debe comenzar en el mismo almacén

Ruteo dinámico vs. ruteo estático

A diferencia del tradicional ruteo estático, donde las rutas son generadas manualmente y no se tiene en cuenta como se debería las condiciones viales o atmosféricas, entre otras muchas, un ruteo dinámico mediante software especializado aporta prestaciones como la monitorización del reparto, geolocalización de las direcciones de entrega, configuración del ruteo mediante IA e información en tiempo real sobre cambios en las condiciones viales, además de poder contar con una respuesta automatizada e inmediata a posibles imprevistos, entre otras funciones.

Con todo, a veces puede ocurrir que la ruta planificada no resulte ser la más apropiada o no pueda realizarse por alguna eventualidad, por lo que es importante complementar la ruta con la creación de un “plan B” en previsión de estas contingencias y tomar una alternativa ya planificada. De este modo se evitará que se tenga que elegir una vía intuitivamente o al azar, que incluso podría comprometer aún más el reparto.

Adicionalmente, realizar un seguimiento de la ruta y un análisis posterior de la misma, ayudará a identificar los puntos de mejora.

La programación de la ruta se realizará siempre con la premisa de que el reparto debe cumplirse en su totalidad.

Planificación de las rutas en la logística 4.0

Con la llegada de la logística 4.0 es cada vez más fácil realizar un monitoreo en tiempo real de la ruta de transporte, con la amplia gama de software específico existente para la planificación de las rutas que mejoran considerablemente la optimización de todas las operaciones del proceso en cuanto a eficiencia, seguridad, rapidez, gestión de los recursos, medición, análisis, etc. Todo con la consiguiente reducción de los costes de las operaciones y óptimo aprovechamiento de los recursos y mejora del servicio.

Estos sistemas de gestión manejan todo el espectro de operaciones de la cadena de distribución: planificación (diaria, semanal mensual. etc), rutas (con regreso a la base y sin vuelta a la base), itinerarios de uno o varios días, viajes (con una o varias paradas) entregas y recogidas, planificación de la de carga desde el mismo momento del picking, gestión del kilometraje, turnos de trabajo, monitoreo del reparto, KPIs, reglamentación, documentación, etc.

Con estas herramientas se obtienen numerosas ventajas como:

  • Planificar, optimizar y rentabilizar la carga.
  • Obtener información en tiempo real sobre el recorrido.
  • Evitar y reaccionar con antelación a las congestiones de tráfico.
  • Reducir las distancias y tiempos del recorrido “punto a punto”.
  • Obtener en tiempo real información sobre el vehículo (averías, consumo de combustible, kilometraje, etc).

Consejos para un óptimo rendimiento de la ruta de transporte

  • Recopilar toda la información posible de los recursos con los que se cuenta: personal disponible, horarios, descansos, permisos, etc.
  • Conocer la flota de vehículos (cantidad de vehículos, estado, disponibilidad, capacidad de carga de cada uno, vehículos en taller, necesidad de vehículos externos, etc).
  • Localización de puntos de origen y entrega, accesos al punto de destino, posibilidad de acceso del vehículo, restricciones, obras, desvíos, etc e informarse sobre las condiciones meteorológicas y posibles contingencias. Considerar también los tiempos de conducción, en los casos que proceda, y el tiempo de descarga de cada pedido en las instalaciones del cliente.
  • Programar la carga optimizando el espacio del habitáculo, ubicando la mercancía acorde al orden de entrega.
  • Conocer las peculiaridades del cliente (horarios, etc) y de la mercancía que se le va a entregar (dimensiones, peso, si requiere conservación, si es mercancía peligrosa, particularidades de la entrega, etc).
  • Prever siempre la posibilidad de tener que asumir el retorno de la mercancía y que esta deba permanecer en el vehículo.
  • Crear rutas maestras cuando las rutas sean recurrentes y planificar un “plan B” alternativo con el que responder de inmediato a contingencias inesperadas.

Más información

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